Crítica publicada en el diario Tiempo Argentino, el lunes 9 de febrero.
En el año 1957, el director teatral, escenógrafo y productor Cecilio Madanes decidió hacer una prueba de teatro callejero en la reconocida calle del barrio de La Boca, Caminito, y estrenó la obra Los chismes de las mujeres, de Carlo Goldini. Lo que pretendía ser una experiencia de 15 días se prolongó durante 16 años, y por ese espacio pasaron figuras como Antonio Gasalla, Jorge y Aída Luz, Juan Carlos Altavista, Oscar Araiz, Edda Díaz y Diana Maggi, entre otros. Pero también contó con la colaboración de artistas como Manuel Mujica Láinez, Benito Quinquela Martín, Raúl Soldi y Carlos Alonso.
La sala, que funcionó hasta el año ’73, reabrió nuevamente gracias a un trabajo conjunto entre el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Proa, con la obra Los veraneantes, del autor ruso Máximo Gorki.
Mucho cambió en la escena teatral porteña y en el barrio de La Boca durante los 42 años de silencio de este proyecto. Esta versión, adaptada y dirigida por Lautaro Vilo, utiliza un escenario abierto, una escenografía minimalista y casi inexistente –más allá de unos pocos muebles y objetos de utilería– y una puesta de luces que tiene en su contra los cambios de luz del atardecer. Frente a todos estos elementos, el espectador tendrá que construir en su imaginación los escenarios y situaciones por las que pasan los 13 personajes durante el período de vacaciones. Asimismo, deberá mantener la atención durante los 90 minutos que dura el espectáculo, y evitar que lo distraigan de la acción el ruido de los colectivos que pasan a escasos metros de la platea y los gritos de los niños que juegan en la calle.
El elenco, formado íntegramente por muy buenos actores que en el circuito alternativo tienen su trayectoria y reconocimiento –como Fernando Migueles, Silvina Katz, Roberto Monzo, Julián Vilar y Carlos Kaspar, por mencionar algunos–, carece de renombre para un público masivo y poco habitué del teatro. Sin embargo, su trabajo es muy bueno y llevan el texto con soltura. La versión de Vilo se adapta a los tiempos actuales, al igual que el vestuario, a cargo de Cecilia Zuvialde.
A pesar de todo esto, la mayor falla que tiene esta puesta es la elección de la obra. Si el objetivo es que la gente del barrio se acerque, participe y sea protagonista, tal vez una clásico ruso, que requiere de gran atención, haya sido una idea desacertada. Es una lástima que habiendo tantas obras de autores argentinos que el tiempo convirtió en clásicos –como Babilonia, de Armando Discépolo; El partener, de Mauricio Kartun o Nuestro fin de semana, de Roberto Cossa, por mencionar algunas–, y que tan bien supieron leer la cultura popular argentina, la mirada haya estado puesta en un autor como Gorki, destinado a un público más conocedor y pensado para un espacio sin elementos externos que distraigan al espectador.
La ficha
Elenco: Silvina Katz, Roberto Monzo, Carlos Kaspar, Fernando Migueles, Julián Vilar, Francisco Civit, María Zambelli, Florencia Carreras, Mariela Castro Balboa, Daniel Begino, Daniela Pantano, Julián Calviño y Alejandro Schiappacasse.
Autor: Máximo Gorki
Adaptación y dirección: Lautaro Vilo
Sala: Teatro Caminito