Si alguien que no conoce mucho la escena del teatro musical en Argentina hubiera aterrizado el lunes en el Maipo, podría haber pensado que el artista vestido de gala, que hacía chistes y jugaba con el público entre canción y canción, en lugar de ser aquel joven surgido de un reality (sí, aunque él no lo haya dicho, una parte de él siempre será “Gerónimo, de Mambrú”), era algo así como el Michael Bublé argentino.
Es que Rauch, que cantó por primera vez solo en un teatro argentino después de haber partido a Europa hace siete años, para protagonizar algunos de los musicales más famosos de la historia –Jesucristo Superstar y Los Miserables, en España; y de nuevo Les Mis y, ahora, El fantasma de la Ópera, en Londres–, no tiene nada que envidiar al crooner canadiense. Es más: hasta pareciera ser más versátil. Y la hora y media que brilló en el escenario del Maipo, acompañado por una orquesta de catorce músicos dirigida por Tomás Mayer Wolf y algunos de los nombres fuertes del musical local –Josefina Scaglione, Laura Conforte, Matías Mayer, Manuela del Campo y su propio hermano menor, Marcos. Con él, protagonizó uno de los momentos más emotivos, “cuando yo me fui, él estaba en el colegio y ahora ya es un artista consumado”, dijo Rauch tras cantar con él el arreglo de “Roxanne”, de Moulin Rouge–, el artista elegido por Andrew Lloyd Webber para ser su Fantasma durante varias temporadas lo confirmó con creces.
Salió a escena notablemente nervioso, y confesó que nada lo había puesto tan ansioso como esta “vuelta a casa”, como dijo varias veces. La primera canción, “Hoy es el día” (de Jeckyll & Hyde, el musical que, según dijo en algunas entrevistas, es “el que más le gustaría hacer”), pareció establecer la energía para el resto del concierto: las ovaciones se repitieron después de cada uno de los tramos que recorrieron, según él mismo narró, la historia de su carrera. Siguió con “Music of the Night”, canción emblema de El fantasma…, en inglés, y alternó los dos idiomas durante toda la velada. Después invitó a los músicos a recorrer, en un medley impecable, la historia del teatro musical: estuvo Cole Porter, estuvo Sondheim, estuvo “María”, de West Side Story. Y allí compartió, con Scaglione (nominada al Tony en Broadway por su María), “Tonight”. Y volvió al Fantasma para convertirla en su “Christine”.
Los momentos fuertes, igual, estaban por llegar: cantó a Jesucristo…, y presentó a Conforte para regalar “Falling Slowly”, de Once –lejos, el mejor dúo de la noche–, antes de Luz, de Casi Normales. Y fue mujer: cantó “Defying Gravity”, de Wicked. Con Voxpop, el grupo a capella del que participó en los orígenes, hizo “Rapsodia Bohemia”. Y cerró, cómo no, con tres de Los Miserables. A esas alturas, el que no se había emocionado no lo pudo evitar. Un regalo para los sentidos, que cierra un gran año de programación para el Maipo.
La ficha
Artista: Gerónimo Rauch
Dirección integral: Fernando Dente
Dirección musical: Tomás Mayer Wolf
Sala: Maipo (Esmeralda 443)