Crítica publicada en el diario Tiempo Argentino, el lunes 7 de septiembre.
La copia, la versión, el homenaje o el entusiasmo con la referencia, esa delgada línea que existe en muchos órdenes de la vida y principalmente en el arte. El derecho de autor, el copyright y todas las cuestiones administrativas y legales que hay detrás de las obras, entre ellas, las de teatro. En la Argentina, los derechos de algunos autores son resguardados por agencias literarias que, celosas de que las obras cumplan ciertos requisitos –entre ellos lograr que las producciones sean rentables para lograr un mejor porcentaje en los derechos– limitan sus representaciones o seleccionan cuidadosamente a quienes se los ceden. Entre estos autores se encuentra el dramaturgo alemán Bertolt Brecht.
Como parte del ciclo “Invocaciones”, los dramaturgos Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu tenían en sus manos el proyecto Brecht. En un inicio decidieron hacer una versión de El círculo de tiza caucasiano y ubicarla en el lejano oeste norteamericano. Sin embargo, los derechos de autor obligaron a repensar la propuesta y ahí es donde comenzó el diálogo, la apropiación y la creación. El resultado es una parafernalia creativa que se revela a los espectadores en cada función. De esta manera, la versión muestra el detrás de escena de este proceso y sirve para reírse de la burocracia cultural, de oficio de dramaturgo y de la tarea del actor, entre otros temas.
Un elenco integrado por un grupo de nueve actores con una importante trayectoria y reconocimiento en el circuito alternativo, revela el trabajo y capacidad de cada uno. Como un mecanismo de relojería, sus intervenciones van tejiendo un complejo entramado, plagado de gags y comentarios graciosos que van envolviendo y seduciendo al público, con una gran capacidad de autocrítica tanto desde el lado de los autores como de los protagonistas. Este es uno de los grandes méritos de esta propuesta: la capacidad de análisis y lucidez para pensar sobre la obra y el teatro, sin caer en la auto referencialidad.
Una escenografía compuesta de paneles móviles sirve, al mismo tiempo, de telón y división entre ese mundo real –el detrás de escena– y el ficticio –la obra misma–que se fusionarán hacia el final. La música en vivo, a cargo de Gabriel Chwojnik y Fito Reynals, se integra junto al vestuario y la iluminación y todos estos elementos se combinan para lograr un conjunto armónico.
Brecht, tercera entrega del ciclo “Invocaciones”, es una propuesta inteligente, que sabe llevar al máximo el espíritu de este ciclo, logra el diálogo autoral y rompe las distancias temporales. Es una invitación para reírse del trabajo de los actores y autores con un cuidado proceso de dirección que tiene en cuenta detalles mínimos, por ejemplo, la ilustración del programa de mano sirve de resumen de la obra, para mencionar alguno.
Como dato adicional, la última obra del ciclo, Artaud, de Sergio Boris, se estrenó recientemente en la misma sala y también se pueden ver Jarry, de Mariana Chaud (lunes a las 21 hs en Timbre 4) y Meyerhold, de Silvio Lang, los sábados y domingos de octubre y noviembre a las 20 hs, en el Teatro Margarita Xirgu, ambas estrenadas en 2014.
La ficha
Dramaturgia y dirección: Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu
Elenco: Juan Barberini, Fernanda Bercovich, Valeria Lois, Horacio Marassi, Laura Paredes, Marcelo Pozzi, Pablo Seijo, Daniel Tur y Gabriel Zayat