Los fabulosos Singer, de Martín Joab, Marcos Arano, Marcelo Katz

Crítica publicada en el diario Tiempo Argentino, el lunes 15 de julio de 2013

De vez en cuando la cartelera teatral porteña regala alguna joya que se caracteriza por su sensibilidad estética, humor y originalidad. Los fabulosos Singer –creada por el trío formado por Martín Joab, Marcos Arano, Marcelo Katz– es una de esas pequeñas obras que logran entrar en el corazón del espectador y sorprender con recursos teatrales sencillos pero desarrollados con gran maestría.

Durante una noche de función, en la cual se alternan números cómicos y musicales con las escenas en camarines, el público será testigo de los entretelones de esta familia de artistas itinerantes compuesta por los hermanos, Fabricio y Roque, y Sofía, de 13 años, hija de Roque. El hecho de creer reconocer a la madre de Sofía entre los espectadores, hace que la función cobre un nuevo rumbo y que crezcan dudas y temores.

Cada uno de los números que se desarrollan muestra la destreza de estos artistas. Desde el comienzo, en donde una orquesta con instrumentos atípicos da comienzo a la función, se podrán ver cuadros originales en donde el ingenio deslumbra. Números como “Los cosacos” o “Los colosos romanos”, despiertan ternura y la sensibilidad del espectador, con recursos mínimos. Objetos sencillos y cotidianos como globos o un rollo de papel higiénico, cobran vida frente a estos artistas.

El vestuario, la música, la iluminación, todos los elementos acompañan esta puesta y logran el doble efecto de escenario y camarines. El rol de Sofía, lo alternan Carolina Saade y Julia Katz. Durante la función a la que asistimos, estuvo a cargo de Saade, que desde su delgadez extrema, recuerda a los personajes de La Strada, de Federico Fellini. Reconocida es la trayectoria de Marcelo Katz en el mundo del clown, y de Marcos Arano, como el tío de Sofía, logra un personaje que llega al corazón y despierta la ternura del público.

Sin efectos especiales, con una historia sencilla y mucha originalidad Los fabulosos Singer recuerda el motivo por el cual el teatro sigue vivo: emocionar y conmover. «